Cantabria, una tierra dominada por el verde de su espectacular naturaleza (sólo comparable al de mi querida Asturias). Quien haya tenido la oportunidad de descubrirla se habrá dado cuenta de que a veces la felicidad se encuentra en algo tan simple como escuchar el agua y su paisaje. Y quien se haya dejado acariciar por sus aguas terapéuticas, puede considerarse un auténtico afortunado.
Y qué mejor lugar para el deleite que el Castilla Termal Balneario de Solares. Como casa de baños data de 1827 y como hotel en 1902, compitiendo con los grandes balnearios europeos. El nivel de sus huéspedes, que acudían cada temporada, llegó a convertirlo en un centro social y cultural.
Una época de esplendor que ha dado paso a un centro moderno con un balneario, que gira entorno a una enorme piscina de agua termal de 850.000 litros, y un hotel de 4 estrellas de estilo clásico.
Despertar entre sábanas blancas con vistas a sus jardines y desayunar relajadamente, como cuando no hay prisas y quieres saborear el momento. Y después, el cuerpo te pide relax porque para eso has ido allí, para calmar tu cuerpo y tu espíritu. Y no hay nada más agradable que recorrer su circuito termal mientras tus hijos chapotean en su ludoteca. Valentina disfrutó tanto allí que no llegó a pisar la imponente piscina. Y es que, ¿quién querría hacerlo si exite un espacio único?, pensado 100% para que ellos, los niños, disfruten mientras nosotros, sus padres, descansamos.
Tras la calma, el estómago te avisa de que han llegado las 2 de la tarde. La vida contemplativa es deliciosa pero aún lo es más si se saborea alguno de los platos de El Manantial, su estupendo restaurante. Con vistas a su piscina exterior y patio exterior puedes disfrutar de rabas al estilo cantábrico o selectos tomates en ensalada.
Si eres como yo, aún necesitarás más de ese deleite termal, así que la tarde es un buen momento para acudir con los niños (tienen unas horas determinadas abierta la piscina termal a las familias con niños). Y si tienes la fortuna de disfrutar de un momento para ti sóla, no debes irte sin probar uno de sus tratamientos en cabina. Yo (y mi espalda) volví de Castilla Termal Balneario de Solares siendo otra. Y la experiencia en familia fue de lo más estimulante, sin duda repetiremos el plan.