Hace cinco años el trabajo de Paula consistía fundamentalmente en defender legalmente a Jaime. Por entonces él estaba en la sede londinense del banco en el que ella todavía trabaja como abogado.
Tuvieron una larga relación epistolar de más de seis meses durante los que nunca se habían visto las caras. Poco a poco, se fueron enamorando de sus palabras. Jaime se fue de Londres, volvió a Madrid y, contrariamente a lo que cabía esperar, perdieron el contacto hasta que una noche de Febrero, él la llamó y le dijo «¿Dónde estás? Ni se te ocurra moverte. Voy». Y desde aquella noche, hasta hoy. La locura más maravillosa que nunca les había pasado.
Su vestido de novia fue realizado por Miguel Crespí. El diseño, realizado crêpe, era de líneas absolutamente sencillas y limpias, sin excesos pero tremendamente delicado, justo lo que Paula buscaba. Era muy cerrado por delante, y con un escote en la espalda espectacular, adornado por apliques bordados en plata. Un velo en tul de seda rosa cuarzo, dio el último toque único y original que buscaba. Iba sujeto con una media luna de brillantes art déco de su abuela.
Como zapatos, llevaba sandalias en rosa, regalo de una de sus mejores amigas, Paloma Alfonso. Las únicas joyas que llevaba eran unos pendientes de brillantes de su madre y sus anillos de compromiso y pedida. El ramo de novia, regalo de su suegra, era pequeñito y no restaba ningún protagonismo al vestido pero que era deliciosamente delicado, con pequeñas rosas de té en el mismo rosa del velo.
Se casaron en el Santuario de la Virgen del Camino de Molledo, en la provincia de Santander. La familia materna proviene de allí y siempre han pasado los veranos en un pequeño pueblito llamado Arenas de Iguña.
El almuerzo se celebró en la casa familiar. Es una torre fortaleza cuya parte más antigua se remonta al siglo XIV. Desde niña siempre quiso casarse allí, y cuando Jaime le pidió matrimonio lo tuvo clarísimo. Aunque todo el mundo le advirtió de que era una locura organizar una boda allí, fue el proyecto más loco y más intenso en el que me nunca se había embarcado, pero el más gratificante, su boda fue verdaderamente única. Todo el esfuerzo extra que supuso mereció la pena y lo repetiría una y otra vez.
Vestido de novia: Miguel Crespí
Fotos: Jaime Boira, Vídeo: Carmen Maturana, Tipis: Tipichic, Catering: Hostería de Castañeda, Iluminación y música: Vespok 360, Peluquería y maquillaje: Eduardo y Pilar Pescador, Sandalias: LK Bennett, Chaquet, camisa y chaleco: Hackett, Corbata: Yves Saint Laurent, Zapatos: Crocket & Jones, Flores iglesia: Flores Lucrecia
Luisa
enero 8, 2017Monisima la novia. Juvenil, sencilla y elegante.