Descubrí esta boda gracias a Sara Lobla, fotógrafa del reportaje. Me enamoré nada más ver las primeras imágenes.
Y al ver «la buena onda» que transmiten las imágenes, son de estas bodas en las que te dices: «¡Qué pena no haber sido invitado!».
Mariola, una diseñadora de joyas española criada en México y Camillo, un austriaco afincado en Viena, quisieron llevar sus raíces a un entorno campestre. Sus invitados también muy internacionales, ya que tanto Camillo como Mariola han estudiado en colegios y universidades internacionales.
El vestido de Mariola fue diseñado por ella misma, con ayuda de su madre, y es de un encaje antiguo con pedrería, que a su vez era la cola del vestido de su bisabuela. Para darle un tono invernal, se añadió al conjunto un abrigo de lana de tweed.
Mariola, lucía una espectacular tiara antigua de Bárcena. Sus zapatos, de estilo salón cerrado forrados de lana y el tacón de pedrería, de Bottega Veneta. Como joyas, ya que optó por no llevaba pendientes, sólo llevaba una pulsera antigua de su bisabuela.
Su maquillaje y peinados, porque llevó 3 distintos, fueron realizados por Enrique Martínez, de Quique Estilistas. Para la iglesia y el cocktail, donde llevaba la tiara con el velo, se peinó con un recogido con una trenza en la frente. Para la cena se puso una corona de flores, hecha por Masshiro y para el baile, algo más informal, una trenza de lado.
De las flores se encargó Masshiro y como dice Mariola, captaron su estilo al primer momento. Se optaron por detalles de aire vintage con muchas velas para crear una atmósfera muy especial.
El lugar de la celebración fue el Palacio de Esquileo en Sotos de Sepúlveda, un pequeño pueblito muy cerca de La Pinilla. Al ser una boda de invierno, Camillo y Mariola tenían claro que querían que se celebrase en la Sierra de Madrid, ya que a ambos les encantan las montañas y el campo. El lugar era exactamente lo que estaban buscando, algo íntimo con encanto pero sencillo y con las nevadas montañas al fondo.
La ceremonia se celebró en una pequeña ermita romana que estaba a dos minutos a pie del Palacio. Una ermita muy sencilla con impresionante suelo de mosaicos blancos y negros.
Su intención fue hacer una boda sencilla de campo pero con detalle. Mariola, como diseñadora de joyas, es muy detallista y supervisó todo para recrear un entorno rodeado de sorpresas y detalles. Incluso sorprendió a todos los invitados al finalizar la cena, pidiéndoles que saliesen a -5 grados para disfrutar de las divertidas piñatas, que tanto evocan a momentos de su niñez en México.
Sara Lobla
Email: sara@saralobla.com
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Calle las Fábricas nº3 2º planta puerta 1-bis
www.saralobla.com
Luisa
abril 24, 2013Os acabo de descubrir gracias a Sara, bonito espacio. Las fotos de Sara son preciosas. Saludos.
Valentina
abril 24, 2013Muchísimas gracias Luisa.
Nosotros somos super fans de tu trabajo.
Lorena Calabuig
abril 24, 2013estoy contigo una de esas bodas en la que desearía ser un ivitado!!!! La novia me ha dejado sin habla, para que luego digan que una boda de invierno no puede ser bonita!!!! Enhorabuena! 😉
Sí al sí quiero
abril 24, 2013Precioso, nos hemos enamorado de la foto del chico con las bengalas
Valentina
abril 24, 2013Es ideal!