Reconozco que la primera vez que lo pensaba, la idea de poner cualquier cosa con la palabra ácido en mi cara me parecía una locura. Pero, a medida que mi conocimiento del cuidado de la piel ha ido creciendo, he aprendido más y más sobre mi piel y lo que ésta necesita.
Los favoritos de Valentina
Es cierto que este espacio, mi blog, mi cuaderno más personal, ha evolucionado mucho desde el inicio, pero lo que siempre ha acogido son mis cosas favoritas. Y de ellas hablo todo el tiempo, de mis viajes o de mis flechazos de belleza, pero siempre desde mi punto de vista.
Así que pensé que era hora de compartir algunas de las cosas favoritas de Valentina, ¡ya que sé que a muchas de vosotras os interesa!.
Los libros de Camila y Valentina
Ya lo sabréis por mis INSTAstories, pero disfruto muchísimo del tiempo de juego con las niñas cada tarde y el momento de la lectura antes de dormir es uno de los más bonitos que compartimos.
Cada noche nuestra rutina, después de lavar los dientes, es leer juntas y ahí empezamos con la negociación… sobre la cantidad de títulos que vamos a descubrir, sobre si seré yo o papá quien leerá, sobre el número de veces que tengo que levantarme a por agua,… ¿por qué en el momento que se meten en la cama parecen estar absolutamente deshidratados?.
Una boda en una almazara
Miguel y Rocío se conocieron una noche, y se hicieron inseparables.
Él le pidió que se casasen juntos en las Islas Cíes de Vigo. Cuando Miguel sacó la caja del anillo dentro de una bolsa de plástico de Viena Capellanes, tal y como se lo había dado Dani de la joyería Nicols (gran amigo suyo), Rocío estaba convencida que la sorpresa era un sanwich o algún dulce… pero claro en cuanto lo descubrió, ella dijo «sí quiero».
72 horas en Valencia (Parte II)
Es bien sabido que la mejor manera de conocer una ciudad nueva es pasear, pasear y pasear. En nuestro caso, la intensidad del paso la marcaban las niñas, pero la experiencia no pudo ser más positiva. Soy de las que pienso que un lugar se conoce andando y, además, es una manera estupenda de poder ir marcando altos en el camino como, por ejemplo, para disfrutar en un lugar apetecible.