Una boda en Baja California

por viernes, mayo 4, 2018

Santiago y Karen se conocieron cuando él alquiló un espacio de oficinas donde Karen trabajaba. La primera vez que se vieron ella estaba en una videoconferencia y sólo se saludaron con señas.

Más adelante Santiago organizó una cata de café, junto con su socio, y Karen, quien adora los detalles, acudió con una caja de pequeños cupcakes para que los compartieran con sus invitados y fue en este momento cuando Santiago le confesó a su amigo que algún día se casaría con ella.

Su primera cita fue un picnic en el techo de la camioneta de Santiago en un mirador, con comida coreana (de las favoritas de Karen). En la segunda cita le llevó a un parque donde tenía todo un set montado con dos lienzos en blanco, pinturas, música y comida. De ahí en delante todas las citas eran una aventura nueva, algo desconocido, y así fue cuando Karen dijo que algún día se casaría con él.

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Se casaron en el Valle de Guadalupe, la zona vinícola de Baja California, México. Santiago y Karen decidieron casarse a su manera y escribir su propia ceremonia. El maestro de ceremonias fue el hermano mayor del padre de Karen y en ella participaron su familia y sus amigos más cercanos.

Su vestido fue lo primero que decidió, pues un año antes lo había descubierto en el aparador de una tienda y le cautivó totalmente. Cuando Santiago le dio su anillo de compromiso lo primero que hizo fue hablar con aquella tienda para ver si aún lo tenían.

El accesorio con mayor valor sentimental fue una pulsera, regalo de su «madre postiza» con quien había vivido en Canada, Ursula y quien la trató como su hija en su primer estancia fuera de casa.

El maquillaje también fue muy especial porque lo hizo su hermana pequeña, quien es además una increible youtuber y blogger, a quien Karen admira mucho.

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Un año antes de su compromiso, Karen descubrió a Víctor de El Marco Rojo por Instagram y desde ese instante se hizo fan. Se enamoró de su trabajo, de la historia de cómo habían comenzado y la transición hacía la fotografia de bodas. Karen veía algo especial en cada una de las fotos, geometría, ritmo, juego de sobras, un increíble uso de la luz, todo lo que ella como arquitecta siempre admira en sus edificios favoritos. Es por eso que le fue muy fácil enamorarse de su trabajo.

El día de la boda pasa muy rápido, es un día donde aparece la felicidad de instantes que ni siquiera sabías que exisitían y lo único aparte de la memoria, que te va a transportar a este día, son las fotos y la de contratar a El Marco Rojo fue de las mejores decisiones. 

El día que conoció a Víctor, Karen me confiesa que le temblaban las piernas de emoción. Estaba conociendo a uno de sus artistas favoritos y del cual había hablado con tanta pasión sobre su trabajo a cada miembro de su familia, así que todos sentían que lo conocían desde antes.

Toda la experiencia con El Marco Rojo fue maravillosa, desde la atención por correo hasta la entrega de las fotos fueron en todo momento súper profesionales, amables, sencillos y muy accesibles.

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Maquillaje: Anna Sarelly I Vestido: Romona Keveza I Fotografía: El Marco Rojo 
I Celebración: Hotel Encuentro Guadalupe

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