Julieta y Alejandro tenían una probabilidad entre un millón de conocerse. Ella vino a hacer un master a Madrid, y entre amigos y conocidos les presentaron una vez y comenzaron a hablar hasta que un día decidieron quedar, ir a cenar y desde entonces no se separaron. Un día, en un viaje de empresa a Estambul, Alejandro le envío una foto al móvil de Julieta con una foto suya con un letrero que decía: «¿Quieres casarte conmigo?». De un momento a otro Julieta se vió planeando su boda, al otro lado del mundo, sin saber por donde empezar, pero resultó una historia muy bonita llena de momentos intensos, pero sin duda una decisión que ha valido la pena.

Su vestido es de Inúñez de estilo clásico y con una cola importante. Curiosamente fue en la penúltima prueba, cuando Julieta vio una tela muy parecida a la que llevarían sus pajes, se les ocurrió colocarla en la cintura y les encantó el resultado. La tela de la falda era un brocado maravilloso. Acompañó el conjunto de zapatos de Manolo Blahnik, como se imaginaba que no aguantaría tanto con el «taconazo», encontró a Marian Loves Shoes, una artista maravillosa que personalizó unos zapatos para su gran día. Los pendientes que llevaba fueron un diseño de una joyería colombiana realizado en esmeraldas. Las alianzas eran de Joyería Suárez y el anillo de pedida es de Carvajal, regalo de los padres de Alejandro. En el cuello llevaba la medalla que había llevado su madre y su abuela. El tocado fue un diseño de Le Touquet, y se trataba de dos piezas que se desmontaban cuando se quitaba el velo. Todos los preparativos fueron en el Hotel Ritz, para tener comodidad a la hora de vestirse. Del maquillaje y peluquería se encargó Nieves Timor.

Alejandro llevaba chaquet de Scalpers y gemelos, regalo de su padre, de Joyería Durán.

Escogieron la iglesia de Santa Bárbara porque los padres de Alejandro se casaron en la misma iglesia, su padre es militar y Santa Bárbara es su patrona, así que significaba muchísimo para su familia. La celebración posterior la realizaron en el Casino de Madrid, como la familia de Julieta venía de fuera, y en general contaban con tantos invitados extranjeros querían que fuera en el centro de Madrid y desde el primer momento les encantó por su indudable majestuosidad. Las flores eran de Elena Suárez & Co., le hizo al ramo una lazada en terciopelo gris, que combinaba muy bien con el resto de detalles. Preparó tres copias pequeñas del ramo que entregó a tres amigas cercanas. De todo el reportaje fotográfico se encargó Instantánea & Tomaprimera, de quienes ya se había enamorado a través de la boda de una amiga: la luz, el color, la frescura,… todo, y resultado no ha podido ser más bonito.