¿Quién no querría darse el «sí, quiero» en un jardín encantado?. Puestos a imaginar, pienso en una novia, pieza clave en el diseño de su propia boda, incorporando la pasión de la pareja por la jardinería a través de diversas especies cultivadas en casa que servían tanto como adornos para la mesa como para sus invitados, bajo árboles centenarios.
Un boda de la Belle Époque
Cómo me gusta la Belle Époque. Esa época de esplendor clásico de finales del siglo XIX y principios del XX, unos años dorados en los que el optimismo era común, imperaba la elegancia y el viajar era una auténtica expresión de estilo.
A aquella época se remonta el momento dulce del Castilla Termal Balneario de Solares, fue entonces cuando se edificaron una serie de edificios en la misma línea de los prestigiosos centros termales europeos, destinados también a ofrecer días de ocio y descanso a sus huéspedes. Después vino la piscina y la capilla, también el trazado del nuevo parque, con hermosos jardines y espaciosos paseos. Todo pensado para sus visitantes, quienes compartían una misma ambición: disfrutar de la filosofía natural del Salutem per Aqua.
Reentrée
Podemos decir que ya ha pasado el verano prácticamente y, que queréis que os diga, ha sido en un suspiro. Pero este año nos ha dejado momentos fantásticos, viajes maravillosos (como el de Cayo Levantado que aún os tengo que seguir contando mucho más) y nos ha renovado de energía para enfrentarnos a un nuevo «curso».
Una boda en el jardín
Una frase del escritor y director de cine Alejandro Jodorowsky es el núcleo de esta inspiración bucólica y romántica.
Cuando te acaricié me di cuenta de que había vivido toda una vida con las manos vacías
En esta editorial se ha querido plasmar el desasosiego, el malestar de una pareja cuando no son conscientes aún de que, sólo juntos en su amor mutuo, estarán completos y alcanzarán la felicidad plena que sólo un amor grande puede dar.
Cómo planificar las perfectas vacaciones familiares
Cuando se trata de planear un viaje con niños, la edad importa, y mucho.
Como madre de dos niñas con mucha mucha energía, de 20 meses y tres años, respectivamente, sé que el nivel de disfrute de unas vacaciones familiares está directamente relacionado con elegir un viaje que se adapte a sus ritmos.