Por suerte de Patricia, en su familia una de sus tías cose fantásticamente bien y quien mejor que ella que la conoce. Cuenta con ella para todos sus eventos y siempre ha sido un acierto. En el día de su boda no podía ser menos, la confianza es absoluta y por supuesto quedó encantada con el resultado.
Fue todo muy fácil porque tenía muy claro el diseño de su vestido, en su cabeza lo imaginaba tal y como fue el resultado final. Patricia es de las que piensan que en la sencillez está la elegancia y era precisamente lo que buscaba. Corte y líneas puras y un toque que le caracterizara, el encaje. Tenía claro que no podía faltar, ella es muy fan de los encajes antiguos y todo lo relacionado con el tema. Partiendo de la base que le encanta la costura, disfrutó muchísimo buscando la tela y el encaje que formaría parte de su vestido, por suerte encontró un encaje bordado que quería que tuviera su protagonismo en la espalda del vestido y un toque en los puños de las mangas. En las enaguas también llevaba un volante con el mismo encaje que al andar y levantar el vestido se veía precioso.