Jen y Daniel se conocían desde que tenían 11 años. Con 14 años se dieron el primer beso y después cuando Jen tenía 15 comenzaron a salir y desde allí se hicieron inseparables. Han estado juntos siempre.
En su décimo quinto aniversario decidieron casarse. Él es programador informático y la gran pasión de Jen, además de la docencia, es la escritura. Ha publicado dos novelas: «El club de los suicidas» Editorial Pentian (2015) y «Saliendo de la Oscuridad» Ediciones Atlantis (2017).
Después de un año visitando mi blog casi a diario, Natalia se casó el 3 de junio. Fue recibir las fotos de su boda y un rato más tarde me estaba escribiendo para contarme todos los detalles de su gran día.
Dani y Natalia se conocieron en la feria de El Puerto de Santa María, su ciudad, donde les presentó un amigo común. Y aunque aquel día no hablaron mucho, al cabo de un mes, justo el día de su cumpleaños, quedaron por primera vez. Las horas juntos se les pasaban volando y no podían dejar de verse casi a diario.
Adriana y Álvaro se conocieron en el verano de 2006 en Múnich, cuando ella fue a visitar a unos amigos y Álvaro estaba allí estudiando. Desde el primer momento hubo un flechazo.
Con el paso del tiempo se hicieron inseparables y en Noviembre de ese mismo año empezamos a salir y, poco a poco, se dieron cuenta de que se habían convertido en compañeros de viaje en esta aventura que es la vida, su vida desde Múnich.
Hace unos 2 meses, en consulta con mi odontóloga Mariana Trincado, de The Practice, le comenté la extrema sensibilidad de mis dientes. Ella me habló de lo dañina que eran las bebidas carbonatadas, como desgastaba el esmalte dental y además teñía más que ningún otro alimento. Le pregunté qué debía hacer, y ella rápidamente dijo: «¡Deja la Coca-Cola!» Mi reacción inicial fue: «Espera … ¿qué? Debo haber oído mal. ¿Dejar qué? ¿Cómo? … yo he tenido épocas en las que realmente disfrutaba tomándome una Coca-Cola después de desayunar o podría recorrer kilómetros por comprarme una. Quiero decir que estaba realmente enganchada.
Ángel y Celia se conocieron en un bar en la zona madrileña de Huertas una noche de carnavales y desde aquel día la vida juntos se convirtió en un carnaval de sonrisas.
Quisieron celebrar una boda de fin de semana junto a todos sus amigos y su familia. Eligieron el valle de Rascafría pues para Celia tiene un gran significado ya que muchos de sus veranos transcurrieron allí.
Soy Cristina, creadora de Querida Valentina, experta en comunicación y marketing digital. Amante del lápiz de labios rojo, adicta a Instagram, viajera del mundo y apasionada confesa de las bodas.
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