Porque ya hemos cumplimos 5 años de casados y porque en este lustro se ha evolucionado mucho en materia nupcial, aquí os dejo algunas decisiones que cambiaría si volviera a pasar por el altar.

Aunque entonces ya tenía muy claras las ideas, en algunas de ellas me dejé llevar por opiniones ajenas (y las de mi propia madre, claro está). Y claro cuando no existe la posibilidad del prueba-error, ¿quién no va a fiarse de otros?.

1. Apostaría por el color

Sin duda uno de mis grandes arrepentimientos: mi mani-pedi. Me habría encantado pintarme las uñas de un color guinda intenso o un rojo brillante. En las manos llevé el anodino color porcelana, que sí resultó natural, pero pasó sin pena ni gloria.

2. Tendría a alguien que viniera a peinarme y maquillarme

Porque aún recuerdo ir con mi madre al salón la mañana de la boda (la boda se celebraba a las 6 de la tarde) y tener que aguantar miradas (y preguntas) de las clientas. Que aunque lo hiciesen con todo el amor, se trata de un día de muchos nervios y emociones, y pienso que un momento de intimidad con los profesionales que se encargaron de mi makeover habría sido necesario.

3. Iría velada

Éste como algunos otros detalles de mi outfit el día de mi boda, fueron impuestos por pura tradición y sin pensar mucho en ellos. Elegí, una vez más, una opción muy discreta llevándolo puesto por detrás, sujeto a mi trenza, y ahora pienso que el efecto habría sido maravilloso con un velo cubriendo el rostro.

4. Una pieza antigua

Aunque aún recuerdo la emoción al recibir, en nuestro viaje a las islas Eolias, aquel solitario precioso que Pablo había elegido con tanto cariño. Ahora habría dicho sí a una pieza antigua, como la que él me regaló cuando nació Camila, una pieza única de los años 40 y llena de historias.

5. Planificaría bien mi tiempo

A pesar de que recuerdo mi boda con muchísimo cariño y pude involucrarme en todos los detalles, me hubiera gustado haber podido organizar mejor mi tiempo para haber podido cuidar más de mi.

Me habría encantado haberme mimado en los meses previos y haber podido dedicarme cuidados tanto de pelo como de cuerpo, al igual que un plan de preparación de la piel, blanqueamiento dental,… Lo dejé todo para las últimas semanas y al final con la locura de los preparativos, y teniendo en cuenta que teníamos muchos invitados de fuera, me quedé sin hacerlo.

6. Mi espalda

Adoraba mi vestido repleto de valenciennes antiguos, y aquel aire de princesa medieval era perfecto para el lugar donde me casaba. Pero si me volviese a casar arriesgaría un poquito más con mi outfit. Sin lugar a dudas, me atrevería con una espalda más especial.

7. Sería yo misma

Aquí podríamos volver a hablar de esos labios rojos que me definen, de esa manicura con color que me enamora y sí, también, de cómo me arreglo cada día. Yo me arrepiento precisamente de eso, de no haber sido más yo.

Lo mismo de nuevo, mi madre, el diseñador, el peluquero,… Todo el mundo me decía que, precisamente por su experiencia, era mejor ésto o lo otro. Y es que no hay nada peor que mostrarte vulnerable o indeciso para que la gente se sienta con derecho a decidir por ti.

8. Habría hecho una elegante cena previa

Tal y como ocurrió con muchas de las decisiones de mi boda, algunas ideas parecían demasiado atrevidas y muchas se vieron frenadas por lo que nuestros familiares o invitados pudieran opinar al respecto. Y con la cena previa ocurrió algo similar, al final optamos por lo más habitual y organizamos una cena con amigos muy informal pero sin duda me habría gustado hacer algo tremendamente sofistocado con un dresscode muy elegante para poder llevar un vestido lleno de fantasía (el que no habría podido llevar el día de la boda).

9. Las flores

Como me casé en septiembre, y en Asturias las hortensias son maravillosas, llegué con la idea de incorporar hortensias de color azul, unas de mis favoritas, a todos los arreglos florales. Además adoro los jacintos y su aroma me transporta a un mundo bucólico.

Sin embargo, no sé por qué motivo, me hicieron un bouquet perfectamente redondo y sin gracia. Ahora hubiera optado por un ramo con movimiento e irregular de aspecto más salvaje que llevase proteas sí o sí.

10. Mis zapatos

Aunque mis peeptoes glitter le parecieron a mi madre el mayor acto de rebeldía del mundo, ahora creo que me habría dejado llevar por un color impactante.

Con esta premisa, la de que es tu boda y debes ser tú quien decide,

ayudada por el paso del tiempo y la experiencia de mi lado, estas serían las decisiones que cambiaría si me volviera a casar. Pero lo que sí seguro no cambiaría es volver a darle el sí quiero a él, aquel 10 de Septiembre.