Virginia y César se hicieron amigos cuando ambos estaban de Erasmus en Bélgica, 11 años antes. Después esa amistad se transformo en amor. Tuvieron que llevar una relación a distancia muchos años pero sobrevivieron como pareja.
Le pidió matrimonio en el Castillo del Buen Amor de Salamanca. Para sorpresa de Virginia, organizó una Ginkana muy divertida basada en todos nuestros viajes y ella dijo «sí».
Virginia tuvo dos vestidos. El de la ceremonia, de aire más vintage y con preciosos detalles de puntillas, y para la fiesta llevaba un diseño con la falda del traje de novia de su madre, desparecida hace unos años. Quería que ella estuviese presente en un día tan especial. Y realmente fue emocionante poder llevar su falda.
Querían una boda de día y organizaron un plan de fin de semana. Tenían muchos invitados de fuera y coincidió con las fiestas del pueblo por lo que se unieron a las celebraciones y fue muy divertido.
A ambos les encanta bailar y entraron en el salón de la celebración a ritmo de Reggae.
A Virginia le gusta mucho la fotografía y cuando le hablaron de El Marco Rojo y vió sus fotos lo tuvo claro. Ese toque artítico y emocional que tanto les diferencia consiguió enamorarle. Tenía las expectativas muy altas y Alicia, del equipo de El Marco Rojo, consiguió superarlas. No pueden estar más felices con el resultado de su reportaje fotográfico.
Celebración: Claustros de Ayllón I Vestido ceremonia: Ladrón de Guevara I Tocado: Cari de Nicolás I Flores: Alfabia I Fotografía: El Marco Rojo I Planner: Valisse