Cuando Valentina era muy bebé nunca entendía porqué a los padres les parecía una locura salir a comer fuera con sus niños pequeños. Pero ahora que Valentina es, finalmente, una niña, comprendo y entiendo porqué muchos padres preferirían comer en casa que aventurarse a hacerlo en un restaurante.

Reconozco que una mala experiencia (que incluye rabietas, comida dispersa por todos los sitios, una copa rota y horribles miradas de todos los que nos rodeaban) fue suficiente para comenzar a evitar los restaurantes como si de la peste se tratase.

Sin embargo, desde aquella vez hemos estado implementando mejores modales en la mesa en casa (y también los que le imparten en el parvulario), que han sido realmente beneficiosos tanto para comer en casa como para comer fuera en público.

1. Práctica en casa:

Los modales en la mesa empiezan desde los tuyos propios en la mesa. Como decía antes, una mala experiencia nos sirvió a Pablo y a mí evitar comer fuera. Sin embargo, nos dimos cuenta de que no podíamos evitar los restaurantes para siempre, así que decidimos empezar a practicar modales en la mesa en casa.

Ten en cuenta que todavía son niños muy pequeños, así que vuestras expectativas tienen que ser realistas. Antes de comenzar con este ejercicio Valentina sólo era capaz de estar sentada en una trona durante 5-7 minutos antes de comenzar a lanzar trozos de comida.

El primer día Valentina estaba tan molesta que comenzó a golpear todo y a llorar a lágrima viva. Decidimos no socorrerla de inmediato (como lo haría normalmente), y una vez que ella consiguió calmarse les explicamos que su esfuerzo sería recompensado ​​con una de sus cosas favoritas… Minnie Mouse!.

Hemos seguido practicando este ejercicio de acción-consecuencia y ha mejorado significativamente. Ahora es capaz de sentarse en una trona durante unos 20 minutos cuando comemos fuera. Por supuesto, cada niño es diferente y no se puede esperar que actúen como adultos mayores, pero pienso que siempre se debe premiar y reconocer sus mejoras!.

2. Recompensas:

Valentina tiene una importante obsesión con la figura de Minnie Mouse (le gusta todo de ella: pelotas, lápices o cualquier juguete, y consigue verla a 100 km a la redonda por muy insignificante que sea el icono que la contenga), y, por supuesto, es capaz de hacer casi cualquier cosa para conseguirla.

Claro que puede que tu hijo no llegue a ese punto dramático de obsesión, pero averigua lo que hace le encanta y le tendrás atrapado. Una vez que sepas qué es aquello que protegería con su vida, utilízalo como «recompensa» o incentivo.

Guardo un alijo de gadgets diversos de Minnie que me llevodondequiera que vaya!. Estos artículos, por muy horrible que pueda parecer al decirlo, una gran herramienta de soborno.

3. Pide la esquina de la esquina:

La mesa de la esquina es siempre la mejor ubicación cuando vayas a comer fuera con los más pequeños. Tendréis más espacio para moveros y sin molestar a tus vecinos de mesa.

4. Investiga el restaurante:

Busco restaurantes que tengan un ambiente más casual y friendly para los niños. Una sencilla forma de averiguarlo rápidamente es preguntando si tienen tronas disponibles.

También es una buena idea consultar el menú previamente para ver qué platos pueden encajar mejor a tu hijo. Por ejemplo, si hay un lugar que tengan pollo o pescado a la plancha, es una apuesta segura porque Valentina adora esos platos.

5. Juguetes o trucos inesperados:

Suelo llevarme también algún juguete que Valentina no haya visto nunca. Por ejemplo, suelo llevar algún globo en el bolso que sé que podría utilizar para entretener, en una situación de urgencia, a Valentina.

Ya se trate de un globo o un paquete de lápices de colores … procura ser creativa con las cosas para hacer que consigan sorprender a tu pequeño.

6. Cambio de escenario:

Si tu hijo parece enfadarse repentinamenye en el medio de la comida inmediatamente levántate y ve a otra zona diferente. A veces, un soplo de aire fresco o un cambio de escenario es justo lo que necesitan.

7. Los padres deben comer después:

Sé que hay algunos padres que prefieren comer antes que sus hijos y realmente no hay respuesta correcta en esto, pero esto es simplemente lo que nos ha funcionado a nosotros. Pablo y yo, por lo general, comenzamos a comer después de Valentina porque sabemos que si lo hacemos antes ella se impacienta y es un verdadero caos.

Aunque bien es cierto que hay cosas que suceden cuando ve como comen mamá y papá. De repente ella quiere lo que tú tienes y quiere hacer lo que tú estás haciendo. Cada vez que nos relajamos y comemos juntos, Valentina quiere unirse a la diversión y empieza a comer con nosotros, y esto nos permite disfrutar de un momento sin prisas!. Por supuesto, no siempre es fácil, pero cuando lo conseguimos … es increíble!.

Salir a comer con los más pequeños puede ser un verdadero reto, pero una vez que descubres un sistema que te funciona se hace mucho más agradable!. Por supuesto, siempre se les puedes dejar tu teléfono o iPad (¡soy culpable de esto!), pero no nos gusta depender de esto. Porque al final se pierde el propósito de salir a comer juntos en una familia y crear recuerdos juntos.

Espero que estos pequeños retazos de mi experiencia os puedan ayudar y os animen a probar algo nuevo con vuestros pequeños la próxima vez que salgais a comer!. Y por favor, si tenéis algún consejo infalible que os funciona cuando salis a comer fuera, em encantará conocerlo!.